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Editorial 946

 


La felicidad es un hábito adquirido

 

Existen conductas instintivas que realizamos de forma automática como cualquier animal con el fin de asegurar la supervivencia biológica.


Los animales nacen torpes pero mejoran sus habilidades instintivas a través del ejercicio. Los seres humanos, al igual que los animales, también mejoramos ciertas habilidades instintivas a través del entrenamiento.

 

Los instintos están en la base de todas las conductas humanas, sin embargo las conductas superiores como: pensar, hablar, leer, estudiar, planificar, decidir, amar, etc. son el resultado de hábitos cognitivos y emocionales, cuya adquisición suponen el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia.

 

La felicidad es un hábito adquirido, como también son hábitos adquiridos: la autoestima, la paz, la paciencia, la comprensión, la concentración, la honestidad, la disciplina, la responsabilidad y el optimismo. Estos hábitos se adquieren utilizando de forma correcta la inteligencia y teniendo una actitud emocional positiva, disciplina, etc.
También existen hábitos negativos, como la pereza, la hipocresía, la envidia, el resentimiento, el pesimismo, etc. que son generados por programaciones mentales negativas.

 

La felicidad es un hábito, es decir, una forma constante de ser, de sentirse, de percibir las cosas, de pensar, de amar, de actuar y de vivir cada momento con fe, ilusión, alegría y esperanza, sin que nada perturbe gravemente nuestro espíritu, a pesar de los fracasos y frustraciones.


Se trata de valorar lo que somos. Estamos dotados de inteligencia y de libertad, lo que nos permite lograr casi todo lo que nos propongamos, pero, desgraciadamente, en vez de luchar por aquello que conduce al desarrollo y a la felicidad, nos afanamos en acumular "cosas" (dinero, fama, poder, etc.)

 

La Ley de Acción y Reacción o Causa y Efecto rige la vida en todos los aspectos, por lo que, el ser humano es hechura de sí mismo, de sus ideas, actitudes, sentimientos y decisiones. Todo lo que hacemos nos marca para siempre y determina nuestro éxito o nuestro fracaso.
Existen muchos factores (educación, sociedad,...) que influyen y nos condicionan de muchas formas, pero, por encima de estas circunstancias, somos libres y responsables, y es nuestro deber luchar por conocer la verdad y alcanzar el bien y la felicidad. Esta es nuestra tarea ineludible, pues, como dice el poeta Rilke: "El único viaje auténtico es hacia dentro de cada uno de nosotros y es necesario afrontar y vivir las preguntas ahora, aquí, y en este momento"

 

La felicidad, al igual que los demás hábitos es un proceso que comienza en la infancia. Los niños son felices cuando se sienten amados y seguros y cuando tienen satisfechas sus necesidades básicas. Sin duda, la autoestima, la alegría de vivir, el amor, la fe y la seguridad son la esencia de la felicidad.

 

Por diversas circunstancias hay personas pesimistas que tienden a ver el aspecto negativo de las cosas. Esta actitud les impide ser felices. También hay personas optimistas que han aprendido a valorar los aspectos positivos de la vida y son conformes y felices con lo que tienen.

 

Para la mayoría de las personas, la felicidad está en lograr sus sueños, sus metas y en satisfacer todas sus necesidades; sin embargo, muchas personas logran sus metas y no son felices. En todas partes encontramos personas infelices a pesar de que tienen todas esas cosas que la sociedad ambiciona (riqueza, fama, poder...) y encontramos personas felices en ambientes de pobreza extrema. Esta realidad demuestra que la felicidad está más allá de la riqueza, de la fama y del poder. Está más allá de las cosas materiales. Está en el corazón de cada persona.

Todo lo que nos rodea es el escenario en el que nos movemos, pero donde vivimos realmente es en nuestra mente, en nuestro Yo interior. Por esta razón, donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar es tu propio Yo.

 

Aunque vivimos en sociedad, cada uno vive su propia vida (siente, piensa, ama, sufre,...) La vida es una experiencia íntima y personal que sólo podemos compartir con los demás en una mínima parte.

 

"La verdadera felicidad es un viaje hacia el encuentro del propio Yo, hacia el lugar de donde un día partimos, hacia la casa del Padre. No se trata de un camino físico, se trata de un camino espiritual en el que se avanza a través de la superación intelectual, afectiva, moral y espiritual"

"Busco, yo no sé que busco,
creo que es un rostro que una vez perdí.
Siento, siento una nostalgia
de algo que me falta desde que nací"
Son versos de una canción que describe exactamente lo que nos ocurre a los seres humanos. Desde niños buscamos algo que sentimos que nos falta: la felicidad.
Buscamos cosas, juguetes, amigos, riqueza, éxitos, amor, felicidad, pero nada nos llena, siempre queda un vacío que nada ni nadie puede llenar. El avaro necesita más dinero, el autoritario más poder y el libertino más placer.

 

Tu verdadera casa está dentro de ti. Es ese lugar íntimo donde vives, donde te encuentras contigo mismo, con tu conciencia, con tus pensamientos, con tus sentimientos, con tus ilusiones, y también con tus problemas, con tus angustias y con tus fracasos. Ésta es tu verdadera casa en la que vives solo contigo mismo.

 

Puesto que nuestra mente es la casa de nuestra vida, deberíamos cuidarla un poco mejor, construirla con materiales nobles, a prueba de catástrofes económicas, sociales, afectivas, morales y espirituales; y deberíamos adornarla con esas cualidades que hacen la vida feliz (amor, paz, bondad y alegría de vivir)

 

Lo ideal sería que las personas aprendieran desde niños a construir su propia casa interior, a crear su propio cielo y a vivir felices, pero la realidad es que la vida de muchas personas es un absurdo y una tragedia.

 

Las personas pueden alcanzar muchas cosas, fama, riqueza y poder; todo esto es bueno y necesario, pero, quienes han alcanzado alto grado de desarrollo, nos dicen que no hay nada que se pueda comparar con el desarrollo del ser. El desarrollo del ser proporciona una conciencia superior, identidad, autoestima y plenitud.

 

Cada persona es arquitecto de su propia casa, de su propia vida. La casa es mucho más que un lugar físico, es ese lugar del alma en el que reina el amor, la paz, la seguridad y la felicidad. Esa casa no podemos comprarla en ninguna parte del mundo, porque no existe. Se trata de la casa interior que cada uno debe construir.

 

En medio de la confusión social en que vivimos, todos, sin excepción, estamos buscando el camino hacia el encuentro de nuestro propio Yo. Unos lo hacen de forma consciente y otros por instinto. El camino es largo, por lo que "No encontrarás los confines del alma ni aun recorriendo todos los caminos; tal es su profundidad" Heráclito (Filósofo 540 a.C.)

 

Es importante saber en qué pones tu felicidad, para que no te ocurra como a tantas personas que luchan durante toda su vida por cosas que creían importantes y al final sólo les queda vacío y frustración.

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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